LOBOTOMIA
¿Cuántas diferencias entre la actitud de este equipo y el que perdió ante Huracán?. Muchas, pero hay protocólos que cumplir.
Gimnasia derrotó por 4 a 1 a Independiente en el 23 de agosto y junto con el debut de Héctor Arzubialde, como técnico, consiguió su primer triunfo en el campeonato y además tres jugadores convirtieron su primer gol en el club.
Salir a jugar con tanta intensidad llamó la atención, el Lobo tuvo estampa de equipo de Premier League y dejó atrás toda depresión posible sometiendo trabajosamente a su rival, creando posibilidades de gol con un movedizo Mauricio Ferradas y Juan Arraya, y ambos apoyados por los carrileros que tuvieron una soberbia actuación: Walter Busse con su gol (el 2do) y Ricky Gómez con velocidad y proligidad para desplazarse por la banda izquierda, ya sea marcando o haciendo jugar.
El primero en debutar en la red fue el más jóven, Matías Cahais que subió a cabecear un corner, a diez minutos del final del primer tiempo, se encontró con un rebote dentro del area grande y colocó un zurdazo abajo, al lado del palo.
De esta forma, Gimnasia comenzó el segundo tiempo con un gol arriba y pulverizó a su rival que antes de pensar en jugar debió neutralizar y aplacar los hirientes ataques del Lobo que además estuvo correcto en el fondo.
Por inercia llegaron los tres goles siguientes: Busse recibió solo, casi en el area chica, y definió al medio. Ferradas, luego de una gran jugada y movimiento de Gómez, entró con la pelota en el arco y curiosamente el cuarto lo convirtió Ariel Montenegro de tiro libre, cuando minutos antes había descontado su hermano, Daniel, por la misma vía pero desde cuarenta metros.
Daniel Ramasco estuvo sólido como líbero y aunque tuvo poco tiempo, Diego Armando Miranda volvió a jugar luego de su lesión y reemplazó a Arraya. El paraguayo hasta tuvo la posibilidad de convertir, pero su derechazo pasó cerca del palo izquierdo de Fabián Assmann.
No es un lavado de cerebro, es la correcta aplicación de los dotes que este Gimnasia posee, en el fútbol argentino no hay diferencias preponderantes jugador por jugador, si las hay desde la actitud, acompañado del aliento de los hinchas cuando el equipo es local, y el amor propio. Tanto es así que la ilusión de quedarse en primera vislumbra en cada punto cardinal del pueblo jujeño.
Ignacio Alabí
Gimnasia derrotó por 4 a 1 a Independiente en el 23 de agosto y junto con el debut de Héctor Arzubialde, como técnico, consiguió su primer triunfo en el campeonato y además tres jugadores convirtieron su primer gol en el club.
Salir a jugar con tanta intensidad llamó la atención, el Lobo tuvo estampa de equipo de Premier League y dejó atrás toda depresión posible sometiendo trabajosamente a su rival, creando posibilidades de gol con un movedizo Mauricio Ferradas y Juan Arraya, y ambos apoyados por los carrileros que tuvieron una soberbia actuación: Walter Busse con su gol (el 2do) y Ricky Gómez con velocidad y proligidad para desplazarse por la banda izquierda, ya sea marcando o haciendo jugar.
El primero en debutar en la red fue el más jóven, Matías Cahais que subió a cabecear un corner, a diez minutos del final del primer tiempo, se encontró con un rebote dentro del area grande y colocó un zurdazo abajo, al lado del palo.
De esta forma, Gimnasia comenzó el segundo tiempo con un gol arriba y pulverizó a su rival que antes de pensar en jugar debió neutralizar y aplacar los hirientes ataques del Lobo que además estuvo correcto en el fondo.
Por inercia llegaron los tres goles siguientes: Busse recibió solo, casi en el area chica, y definió al medio. Ferradas, luego de una gran jugada y movimiento de Gómez, entró con la pelota en el arco y curiosamente el cuarto lo convirtió Ariel Montenegro de tiro libre, cuando minutos antes había descontado su hermano, Daniel, por la misma vía pero desde cuarenta metros.
Daniel Ramasco estuvo sólido como líbero y aunque tuvo poco tiempo, Diego Armando Miranda volvió a jugar luego de su lesión y reemplazó a Arraya. El paraguayo hasta tuvo la posibilidad de convertir, pero su derechazo pasó cerca del palo izquierdo de Fabián Assmann.
No es un lavado de cerebro, es la correcta aplicación de los dotes que este Gimnasia posee, en el fútbol argentino no hay diferencias preponderantes jugador por jugador, si las hay desde la actitud, acompañado del aliento de los hinchas cuando el equipo es local, y el amor propio. Tanto es así que la ilusión de quedarse en primera vislumbra en cada punto cardinal del pueblo jujeño.
Ignacio Alabí